El verbo matoniar, es conjugado a la perfección por un reconocido excandidato regional, que con toda tranquilidad se sienta a tomar tinto frente a la asamblea departamental y a lanzar amenazas contra quienes se atreven a contradecirlo o a cuestionar cualquiera de sus actuaciones.
Matoniar a sus contradictores, a quienes no le soban la chaqueta es el hobby de este señor que vocifera sin timidez muy comodamente en Armenia.
Que pereza estos personajes que no se ganan el respeto, que les gusta hacerse notar y de que manera, que quieren mandar a como de lugar. Son una verguenza.
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En un gobierno que se jacta de la austeridad, no es coherente observar como en su agencia fiscal en Bogota, aprueban millonarios contratos, cuyos resultados son poco medibles.
Posicionar la marca Quindío es la disculpa que tiene esta sede en la capital colombiana, para entregar con generosidad los dineros del departamento, en un hecho que no gusta para nada en la región.
Por lo visto la promoción del Quindío se cumple sin planeación, según el debate que ayer realizó la asamblea.
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Y luego de una fuerte discusión protagonizada en la oficina de comunicaciones del departamento se fue de muy mal genio el recientemente condecorado periodista y escritor Alfonso Osorio Carvajal.
Parece que el ambiente en la oficina de prensa de la gobernación es inaguantable, que la armonía no es la característica propia del lugar.
Y ahora quien podrá ayudarnos, se preguntan en el despacho, cuando piensan en los discursos del mandatario.
jueves, 22 de octubre de 2009
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