martes, 2 de junio de 2009

La Barca de Calderón

Por William Calderón

Análisis preelectoral.
El panorama no puede ser más incierto: La izquierda
dividida. El uribismo anarquizado. El conservatismo desdibujado. El
liberalismo en vía de extinción. Y como si esto fuera poco, el referendo
reeleccionista en cuidados intensivos. En estas condiciones, resulta muy
difícil prever lo que haya de ocurrir en la próxima contienda presidencial.

Divididos.
La izquierda no aprende las lecciones del pasado. Tras haber
alcanzado una alta cuota electoral, hoy se exhibe como una archipiélago de
personalismos sin sentido. La encuesta de Datexco, por otra parte, muestra
que el 69 por ciento del liberalismo no concurrirá a la consulta para
escoger candidato. Esto significa que el ganador de la consulta roja contará
con un precario apoyo popular, sin posibilidad de pasar a la segunda vuelta.

Sorpresas.
Por su parte, en el Conservatismo, el nonagenario José Galat
sigue avanzado velozmente y amenaza ya con quitarle la camiseta al imberbe
ex ministro Andrés Felipe Arias, quien no ha podido adquirir su propia
identidad política, pues persiste en su función como telonero de Palacio.
En el uribismo, las cosa no pintan mejor: Juan Manuel Santos está en manos
de las “asustadurías”, por cuenta del zar anticorrupción, Oscar Ortíz, y con
explicaciones pendientes todavía. Mientras tanto, Vargas Lleras desaparece
lenta e imperceptiblemente.

Los quíntuples.
Finalmente, los independientes no logran proyectarse con
firmeza y ni presumiblemente se pondrán de acuerdo alrededor de un solo
nombre que los aglutine, no obstante que Sergio Fajardo aparece muy bien
ubicado en las encuestas. Quedan pendientes los regresos de Noemí Sanín y de
Piedad Córdoba, y los pasos pendientes que darán Antanas Muckus, Lucho
Garzón, Enrique Peñalosa, Marta Lucía Ramírez y Rodrigo Rivera. Entre
tanto, Gustavo Petro, crítico contumaz del manejo excluyente de la
fami-empresa Moreno Rojas, ya arrancó con su candidatura.

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